En la isla del norte de Nueva Zelanda, se encuentra un enclave de singular belleza y estética, elegido por una amplia población de alcatraces para formar su colonia, que pone el broche de oro a la espectacularidad del lugar. El escenario no es más ni menos que el acantilado de Muriwai. Datos técnicos: Canon EOS 50D, Objetivo Tamron SP 17-50 mm, f/2.8, 1/1000s, ISO 100
Isaac Fernández Galisteo